La Asunción significa que la Virgen María fue llevada al Cielo, junto a su Hijo. El Cielo no es un lugar por encima de las nubes, sino la gran familia de los hijos de Dios que, amándose, ven el rostro del Padre. El Cielo es vivir con el Señor, en el verdadero Amor, sin peligro de perderlo. Fue una celebración muy emotiva, animada por el Hermano Agustín, Superior de la Comunidad, que dio también lugar a la renovación de sus votos por parte de la Comunidad de Hermanos Maristas, frente a toda la asamblea. Estuvieron presentes los Hermanos Agustín Carazo, Elías Quijano, Basilio Fidalgo, Raúl Figueroa, José Gaus y Perfecto Sánchez, estos dos últimos pertenecientes a la Comunidad de Curicó. Muchos papás con sus hijos asistieron a esta misa, en la que también estuvo presente el Centro de Exalumnos, pues ese día celebran su aniversario.
Finalmente, recordemos que entre las enseñanzas de San Marcelino a todos los Maristas tenemos la frase: “Amad a María y hacedla amar. Ella lo ha hecho todo entre nosotros”. El tránsito y la glorificación de María se convierte para nosotros en una fuente de esperanza. María ha logrado el triunfo definitivo y nos ha precedido junto con Jesús, indicándonos la meta definitiva y la vida verdadera.