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La Huella de un Hombre Marista
Por
Instituto San Fernando .
Publicado:
9 Marzo 2009
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El pasado jueves celebramos en nuestro Instituto el segundo aniversario de la muerte del Hermano El Hno. Basilio Fidalgo quien entrego todo por su colegio y en especial por la congregación Marista.
El Hermano nació en el pueblo de Liguérnaza, en la provincia de la Palencia, en la región española de Castilla, el 14 de junio de 1923. Sus padres, Odón y Amalia, formaron un matrimonio cristiano que albergó a Basilio y a otros dos hijos, también varones. Muy joven, como entonces se acostumbraba, ingresó al Seminario Menor de los Hermanos Maristas de Carrión de los Condes. Entrar a ese Seminario implicaba ya un destino posterior a alguna nación de América. Al Hno. Basilio le tocó venir a Chile, adonde arribó en 1938, a los 15 años de edad. En la comuna de La Cisterna hizo el Noviciado y su primera profesión, en 1941, ratificada con la profesión perpetua que realizara cinco años más tarde. Como educador se desempeñó en Constitución, Curicó, La Calera, Los Andes y, por más largo tiempo, en Quillota y San Fernando, donde en varios periodos completó más de 25 años. Los primeros años se desempeñó como Profesor; luego asumió la labor de Administrador, tanto de Colegios como de la Comunidad. Un conocido suyo, el Hno. Aquilino de Pedro, resaltó en su ceremonia fúnebre que durante su vida comunitaria la calidad de buen religioso “se advertía especialmente en su participación en los ejercicios de piedad, con preferencia clara por lo vivido desde su juventud. Fue un religioso austero. Vestía con sencillez y supo prescindir de cosas que a otros pueden parecerles normales”. De esta forma conmemoramos su aniversario, donde los alumnos de Enseñanza Media, con la presencia de nuestro Rector, comenzaron la jornada realizando una oración encabezada por el Señor Nicolás Crocce, haciendo referencia a la calidad de persona que era el hermano y la pasión que sentía por su colegio, sobre todo por los niños. Finalmente entregaron las cajas de cuaresma para ir en ayuda de los niños mas necesitados. Por otra parte el ciclo de enseñanza básica, recordó mediante canciones la vida y obra de nuestro hermano, describiéndolo como un hombre de bien, sencillo, silencioso, amante de la naturaleza y sus encantos, el cual plantaba sueños e ilusiones en los jardines, colegios donde estuvo. Su religiosidad lo llevo a seguir el camino de Marcelino, sabiendo amar por sobre todas las cosas a los niños, con quienes compartía en los patios y disfrutaba de sus talentos en los actos cívicos. Hoy recorrimos su obra en una leve reseña que habla de su vida educativa y servicio a los demás, un Hermano que deja un gran aroma en los patios del colegio Marista.    

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