¡Qué maravilla
poder contemplar la naturaleza creada por Dios al ir a visitar a
los alumnos y profesores que están viviendo la experiencia
rural!... Esos cerros verdes, potreros llenos del colorido
primaveral, casas distribuidas arbitrariamente a lo largo de
colinas y quebradas, árboles y arbustos haciendo variar el
paisaje y, todo dando una animada creatividad a la creación.
Familias felices, contentas y entusiasmadas por hacer
una vida armónica, sencilla, acogedora, variada y feliz a unos(as)
jóvenes que, por una semana querían sentir la vida del campo y que
plenos de vida deseaban experimentar otras formas de estar en este
mundo.
Jóvenes con caras sonrientes, risueñas y alegres
después de tres días de experiencia y, porqué no decirlo también con
sueño, pelos húmedos o saliendo recién de la ducha como despertando
de un letargo maravilloso, que sólo fue una noche.
Las oportunidades que se tienen, a nivel juvenil, de
poder proyectar una profesión y un servicio al país viviendo
experiencias significativas son gracias y dones que suelen
presentarse y que, los que las saben aprovechar sienten que sus
vidas están más completas porque perciben que los seres humanos
seguimos siendo fruto del amor y todas estas formas concientizadas
son pinceladas y expresiones del verdadero AMOR, DIOS.