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Experiencia Rural 2007
Por
Instituto San Fernando .
Publicado:
22 Agosto 2007
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"Señor, te invoco desde la mañana, escucha mi oración?.que te vea en tantas personas con quienes voy a encontrarme hoy. Y que en mí vean tu rostro comprensivo, alegre, servicial. Llena mi corazón de paz y generosidad?"
Llenos de esperanza y optimismo, una delegación ampliada que incluyó a dos alumnos y una apoderada de Tercero Medio, partió con destino a Paredones la mañana del martes 21 de agosto, con el propósito de tomar contacto con las familias que recibirán a las alumnas y alumnos de Tercero Medio entre el 7 y el 13 de octubre, para vivir la Experiencia Rural inserta en el proyecto de Desarrollo de la Conciencia Social y el Compromiso con la Justicia. Junto al Padre Luis Rubio y su ayudante, don Hernán, iniciamos el recorrido de las Comunidades que abrirán las puertas a nuestros alumnos para la inserción rural. Visitamos 6 de las 9 Comunidades: La Población, el Quillay, el Cardal, La Capilla, Panilongo y Bucalemu. En cada lugar hay una Catequista encargada de la Capilla y responsable de conseguir las familias para nuestros jóvenes. Existe mucha disposición y deseos de recibir a los alumnos y alumnas de nuestro Instituto. Esto lo constataron nuestros alumnos, Consuelo Iturrieta de 3ro. B y Matías Quintana de 3ro. A, a través de las entrevistas que sostuvimos con seis de las nueve encargadas que visitamos. De igual manera el encanto del lugar y la disposición de las personas cautivaron a la Sra. Verónica, apoderada de 3º B. Al regresar al Colegio, empapados de folclor, de aromas campestres, de hermosos parajes, de los sueños de los catequistas, del almuerzo y la coordinación con el Padre Luis Rubio y de una larga pero entretenida plática con don Fernando Briones, un vecino de la Comunidad de La Población, sólo nos restaba decir, “contento, Señor, contento” de haber entregado este día al Señor, encontrándonos con su rostro en cada una de las personas con quienes nos encontramos. El compartir y la camaradería fue lo que inundó cada vehículo mientras nos desplazábamos de una Comunidad a otra admirados por los bellos paisajes adornados con aromos, boldos y eucaliptos que daban un marco especial de la presencia de Dios en esos lugares.        

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