Un momento de reflexión y recuerdo se vivió el
pasado lunes 5 de marzo en el Cementerio Parque de San Fernando.
Allí se encuentran descansando los restos de nuestro querido
Hermano Raúl Figueroa, y el hermoso paraje se convirtió en un
lugar propicio para comenzar de la mejor manera el año escolar
2007, que durante la mañana de ese día había sido inaugurado en
un Acto Académico realizado en el patio del Ciclo de Enseñanza
Media.
La oración fue realizada horas antes del sensible
fallecimiento de otro insigne miembro de la comunidad de
Hermanos Maristas de San Fernando, nuestro querido Hermano
Basilio Fidalgo, quien dejo de existir a las 13:30 horas de ese
día lunes, para pesar de toda la comunidad.
En el camposanto sanfernandino, y en una oración
dirigida por el Coordinador de Pastoral, Nicolás Crocce, los
docentes y parte importante de la comunidad colegial que se dio
cita, rezaron y reflexionaron en recuerdo de la presencia del
Hermano Raúl, quien murió en diciembre del año pasado, a los 87
años de edad.
En un momento enmarcado por la belleza del
paisaje, se hizo mención a la presencia del Hno. Raúl, y al como
su legado nos sigue acompañando como institución en cada una de
las jornadas, al igual que Jesús que, recién resucitado,
acompañaba a los peregrinos de Emaús sin que estos lo notaran.
La emoción fue testigo y homenaje para un hombre
que silenciosamente dejó un legado incomensurable para la
tradición de nuestro Instituto. El Hermano Raúl Figueroa se ha
convertido en un ejemplo a seguir para los docentes que hoy van
por la senda de Champagnat: educar a los niños desde la óptica
de la fé, ayudándolos a convertirse en mujeres y hombres de bien
para la sociedad y la iglesia.
Y así, frente a la tumba del querido Hermano
Raúl, ese hecho fue destacado con claridad por todos, para
seguir construyendo el sueño, y seguir rindiendo tributo a
hombres como él, que cumplen la hermosa labor de educar y formar
a los protagonistas de hoy y mañana.