Estamos felices por esta celebración, porque una vez más hemos hecho presente nuestra firme adhesión a los valores Maristas que nos legó San Marcelino. Valores cristianos que son nuestro mayor tesoro y que constituyen una herencia permanente para quienes nos sentimos Maristas de corazón. Un saludo muy especial para toda la Comunidad de Hermanos de San Fernando, herederos de la espiritualidad de Marcelino, que llegaron a Colchagua un caluroso verano de 1931.
Durante el transcurso de la Eucaristía, nuestro Rector, a nombre de toda la Comunidad Educativa, hizo entrega de un regalo a los Hermanos, como signo de cariño y aprecio por su apostolado. Una gran aplauso de todos los asistentes selló este gesto tan significativo.
 
Felicitamos a todos nuestros alumnos y alumnas por el excelente comportamiento durante la Eucaristía.